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El ausentismo y la falta de respuesta de algunos políticos 566fy
En su reaparición pública, Cristina Fernández de Kirchner hizo una referencia a las elecciones de la Ciudad de Buenos Aires que tuvo que ver con las estadísticas. Sí, a pesar de que la ex Vicepresidenta del Gobierno saliente suele relativizar los números oficiales, puso el ojo en un tema clave: el ausentismo.
El 18 de mayo, apenas votó el 53,3% del padrón en CABA. La tendencia se repitió en Chaco (52%) y Santa Fe (55,6%), muy a pesar de que el sufragio es obligatorio.
Algunos analistas indican que el inoportuno desdoblamiento de los comicios incidió en la falta de interés. Gracias a Dios, los legisladores se iluminaron y acabaron con las PASO, que hubieran generado una tercera elección y un mayor gasto.
En lo que nadie repara es en la oferta y la demanda de los argentinos, que no solo se ciñe a la naturaleza de la economía, hoy bien probada.
¿Cuáles son las propuestas superadoras? ¿Con qué piensa CFK volver a “enamorar” al electorado? ¿Tiene alguna receta que no haya aplicado durante sus mandatos? No hay que olvidarse de que su espacio perdió contra Milei. Ella era la vicepresidenta de Alberto Fernández, de triste paso por en la Casa Rosada. Y todavía está pendiente la definición de La Corte sobre sus causas de corrupción. ¿No es momento de una renovación en el peronismo?
Pero volvamos a la gente. Hay un hartazgo profundo que explica las pocas ganas de enfrentarse a las urnas. La discusión de esta semana estuvo vinculada al Garrahan y a las jubilaciones. Los médicos y una clase pasiva que cobran miserias. Problemas que se arrastran de hace décadas, pero que debe resolver Javier Milei en un abrir y cerrar de ojos. No hay plata ni hay magia. Tampoco, sobra la paciencia. Sobre todo, si no gusta el que gobierna.
El reclamo puede ser justo, claro. También, el análisis de los números que se hacen en pos del plan económico. Votar déficit fiscal, algo que lo único que hizo durante los últimos 40 años es conducirnos a esta situación, no es la mejor solución. Tampoco, cortar de cuajo la canilla de la salud pública.
Ahora bien, ¿cómo le pedís que reflexione a un doctor que salva vidas o a un jubilado al que no le alcanza para comprar remedios cuando la dieta de un senador aumentó a $9.500.000? Entre enero de 2024 y junio de 2025, su salario se incrementó 459%. En ese mismo período, la inflación acumulada fue del 135%. ¿Quién explica semejante absurdo?
Ni hablar del aguinaldo que se inventaron. Y aquí poco puede hacer el Presidente, que se congeló el sueldo, al igual que los funcionarios nacionales.
El verdadero ausentismo es la falta de respuestas de algunos políticos, cada vez más alejados de la realidad de sus votantes.